25 de noviembre de 2008

Los dos cuadros del 23-N
El resultado electoral del 23-N dejó unas cuantas sorpresas y también unas cuántas interrogantes que hay que empezar a dilucidar. Es un resultado revelador, y rebelado en algunos casos. El 23-N se parece mucho a esos cuadros que se han puesto tan de moda en los últimos años, esos cuadros que cuando uno se para frente a ellos sólo ve un par de pincelazos toscos y gruesos sobre la superficie del lienzo, pero si uno se pone los lentes especiales, esos que te dan en la entrada del museo para apreciar el cuadro en toda su plenitud, logras entrar en un espacio detallado, con profundidad, texturas y múltiples planos.
Eso es el 23-N. Sin lentes, un augurio de feria, una pasión de batacazo, un triunfo en la Serie del Caribe, un ruido ensordecedor de micrófonos: el chavismo gana de manera clara y abierta 17 gobernaciones, y arrasa en todas las alcaldías de algunos estados, incluyendo entidades que parecían perdidas de antemano como Sucre y Guárico. La oposición se queda con cinco gobernaciones claves y la alcaldía metropolitana. Los estudios de televisión y radio hacen fiesta con cada una de estas verdades, y construyen una narración de triunfo desde cada trinchera. Pero más allá de los toscos pincelazos, ¿qué podemos ver?


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Estas fueron unas elecciones por demás históricas, con más de 65% de participación (por cierto, Distrito Metropolitano y Miranda son estados que tuvieron una abstención promedio más alta que la de todo el país), y más allá de la fuerza de los resultados, hay una innegable revelación en este dato: por más que se hable por ahí de ventajismos, de dudas sobre el CNE, de sofocamiento político, de dictadura, totalitarismo y demás especias, el domingo se comprobó una vez más que la gente en Venezuela no es tonta, asume las elecciones como un derecho inalienable y como una necesidad clara de manifestar su voluntad. Ha quedado atrás, por suerte, toda aquella lógica antipolítica que imperó en la retórica opositora después de la derrota del Revocatorio de 2004.

En estas elecciones se expresó una sociedad vigorosa, entusiasta, con esperanzas renovadas de cambio (más que nunca, el cambio es bifronte en este país, mira hacia la dura tarea de la construcción del socialismo del siglo XXI, por un lado, y mira hacia la estabilidad, la tranquilidad y la reconciliación, por el otro). Después de un año de acusaciones mutuas sobre la escogencia de candidatos a dedo, esta inmensa participación comprueba que la gente necesita conquistar y defender espacios, apoyar liderazgos, participar en la guerra hegemónica de posiciones, y esto es lo que primero salta a la vista: el 23-N cambia la antigua geometría del poder, hay reacomodos considerables y otros nodos visibles donde se aglutinan las nuevas mayorías.

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Con los lentes puestos, el 23-N se parece a un laberinto inextricable. Un laberinto incómodo y nada complaciente con las partes, un laberinto que nos devuelve la imagen de nuestra profunda complejidad sociopolítica, con tantas puertas de entradas como salidas, con tantos callejones y caminos bloqueados. Nos devuelve un país que a pesar de la nueva geometría del poder, no puede escribirse en clave dorada de triunfo abrumador ni en la luctuosa caligrafía de la derrota contundente. Hay constancias y reiteraciones más allá de la algarabía.

A pesar de que cada bando se quedó corto en sus aspiraciones, nadie puede decir que alguien salió demasiado mal parado de la batalla. Si fuera un plebiscito, como se ha analizado este ciclo electoral, podríamos hablar con cifras en mano: 5.436.014 personas votaron por los candidatos del PSUV y sólo 4.550.174 votaron por la unidad opositora, es decir, el chavismo le sacó 885.840 votos a la oposición en todo el país. Ambas cifras hablan de un incremento con respecto a los resultados del 2-D, ligerísimo en el caso opositor, importantísimo en el caso del chavismo. Esto habla de un nuevo ciclo de politización en Venezuela que es menos ruidoso pero más efectivo y elocuente. La aparente desmovilización no era indiferencia, ya lo dijimos.

Hay más que analizar: el 23-N sin duda nos devuelve a un país atrapado en sus abismos históricos, abismos que se expresan una vez más en la polarización de lo urbano-moderno con lo provincial-campesino (17 gobernaciones rojas de estados emergentes frente a 5 de la oposición que representan el núcleo urbanizado y económico-comercial más avanzado del país).

También con estas elecciones vuelve a emerger la polarización interna a los estados y a las ciudades entre barrio y ciudad formal y entre clases sociales, como sucedió en Petare con sus abiertas diferencias entre el Petare sur y norte (barrio arriba) con respecto a las urbanizaciones consolidadas del municipio. Esto da pie para seguir analizando nuestra conflictividad sociopolítica en tres planos diferentes: la lucha de clases, el antagonismo entre barbarie y civilización y la tensión entre lo urbano y lo agrario industrial. La gobernación de Miranda es un excelente ejemplo de todo esto: Capriles Radonsky gana con el apoyo irrestricto y masivo de apenas 5 de los 21 municipios del estado (Chacao, El Hatillo, Baruta, Carrizales y Sucre) y pierde en municipios más populares y “rurales” como Los Teques, los de la costa barloventeña y el Tuy. Otro buen ejemplo es Carabobo, donde la oposición gana la gobernación pero pierde las dos alcaldías más importantes de la ciudad.


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Conclusiones rápidas y primeras:
1-Nace un nuevo liderazgo político con el PSUV, la organización política naciente que desarrolló una estrategia electoral que logró movilizar en alto grado a simpatizantes y militantes de manera tal que el chavismo aumentó su participación en más de un millón de votos con respecto al 2-D (5.436.014 frente a 4.379.392). Eso también significa que si Chávez fue el gran perdedor de la Reforma, porque personalizó la campaña, esta vez es el gran ganador en términos absolutos. La oposición, en los mismo términos, apenas pudo incrementar en 40.000 votos su caudal.

2.-17 gobernaciones ganadas con tan amplio margen de ventaja hablan sin duda de un nuevo tiempo para la política local, la política de lo cotidiano en el chavismo (una cosa que no estaba nada clara hasta ahora). Si no se toma en cuenta que esta repolitización no es sólo un producto de Chávez sino también es el resultado de un proceso de participación de las bases militantes del PSUV, perdemos la posibilidad de darle el carácter definitivamente autónomo y emergente que debe tener esta fase del proceso: nuevos liderazgos y nuevas experiencias de gestión pueden contribuir a ampliar la práctica gubernamental e institucional camino al socialismo del siglo XXI.

3- La normalización de la oposición dentro de la estructura del Estado finalmente se ha dado. La oposición no sólo ganó en 5 estados clave por su número de población, por su potencial económico y por su fuerza comercial. Ganó también en los estados con mayor cobertura e incidencia mediática. La oposición gana un espacio político considerable que en Caracas, por ejemplo, obligará a nuevas luchas, resistencias, reacomodos y defensas ciudadanas de todo tipo. Recuérdese que los poderes centrales están en la capital, y los poderes mediáticos también. Así que veremos en estos años una nueva conflictividad Gobierno-Medios encarnada en la los cuatro jinetes opositores: Radonsky, Ledezma, Ocariz y Blyde.

4.-En estos procesos hegemónicos y contrahegemónicos, como el que vive Venezuela desde hace 10 años, ningún espacio está ganado de antemano ni ningún líder político puede darse por muerto, ni tampoco por eternamente vivo. Esa es la única manera de entender cómo se vuelven a ganar espacios que parecían perdidos y se pierden espacios que duelen hasta el alma: el chavismo logró recuperar estados que parecían perdidos de antemano como Sucre, Mérida, Guárico, Yaracuy y Aragua, y perdió en lugares que parecían cantados, como la Alcaldía Mayor, el municipio Sucre y la gobernación de Miranda. En política, aparte de que resucitan dinosaurios extinguidos hace 100 mil años, como es el caso de Antonio Ledezma, también se castiga la indolencia, la indiferencia, el burocratismo de los alcaldes chavistas y en definitiva a la derecha endógena, como la de Diosdado Cabello. Nos desentendemos de ese Frankestein vestido de Guardia Nacional llamado Acosta Carles, pero regresa la rancia oligarquía de apellido y caballos en la siempre histérica Carabobo, incapaz en estas elecciones de ofrecer nuevos y sólidos liderazgos en ambos lados (no es sólo un mal opositor, ojo). En fin, en el mundo de la política cualquier freaks puede llegar a ser rey, y viceversa.

5.- Como caraqueño, veré sobretodo en mi barrio el envalentonamiento de la oposición, sus nuevas vanidades ganadas a pulso en una Caracas perdida en el marasmo y la indiferencia. Por los momentos, me tengo que calar que mi vecina ahora grite con más insistencia y más gañote frente a mi balcón: ¡se jodieron, comunistas de mierda!

Ay, ¿qué se estará diciendo en los exquisitos cafés de Los Palos Grandes?

12 comentarios:

Anónimo dijo...

Buena lectura, aunque me parece que todavía tus lentes para mirar de cerca están un poco empañados por ciertas categorías chavistas. Creo que tu interpretación se estanca (quizás demuestra un "punto ciego" en tu ánimo de ver las cosas) cuando todavía quieres imponer la lectura de los eventos desde el binarismo civilización versus barbarie, o pobres contra ricos, que sabemos es uno de los elementos más importantes de la retórica chavista. A mi modo de ver lo más radical del nuevo escenario no es que la oposición ganó en cinco estados, sino precisamente que se ha ganado en lugares claves para la retórica y el imaginario chavista...Es bien interesante que, como ha hecho el chavismo, tu tampmoco lo quieras ver: buscando datos para seguir cuidando el relato chavista.....No ´se qué te parece....

Anónimo dijo...

Está bien pero poco comprometida.Es como mantenerse al margen, cosa que siempre le permitirá brincar para el lado que más le convenga. A mi jucio, en este país no se permite, por el momento histórico, la media tinta.
Igual buena lectura.

Alexis Correia dijo...

Que increible, Hector, la manera en que terminas tu reflexion. La verdad es que me parece increible leerte y reconocerte. Para ti la oposicion se reduce a "Medios": ergo, lo mismito que escribe Diaz Rangel en Ultimas Noticias, con quien ya te equiparo (dolorosamente). Creo que en este momento es un error la miopia de ambos lados, y tu eres, dolorosamente, otro miope mas.

Ademas, ¿como vas a decir que ho hubo personalizacion de Chavez en estas elecciones? Todo lo contrario, ese fue un factor decisivo para muchos de los que votamos, porque estamos hartos de esta izquierda de pacotilla que es un insulto para la izquierda. Porque estamos hartos del abuso de poder y del uso de recursos del Estado para una parcialidad.

Que tristeza me da leerte hoy, Hector, y ver con quienes te cuadras.

rodrigo blanco dijo...

Héctor me parece sensato tu "llamado" a no ver en los resultados alguna forma de victoria definitiva para el chavismo o la oposición. Pues si algo reveló estas elecciones es que la cosa está reñida. Parece una obviedad, pero tomando en cuenta el predominio casi absoluto que tenía el chavismo hasta hace poco, poder decir que la balanza de poder político está un poco más equilibrada es bastante. Por lo menos para mí que soy de oposición.

Lo que sí me parece un desatino es que retomes, casi con papel de calcar, la separación que hizo Chávez ayer en su cadena para sobarle el ánimo a sus seguidores (aunque estuvo disfrazada de una alocución dirigida a la prensa internacional) entre un Petare rico y un Petare pobre. Es una distinción tan falsa e indignante como su afirmación de que en Venezuela ya casi no hay niños en la calle ni indigentes.

Me parece también que te amarras demasiado a los datos estadísticos. Hay que ajustar los lentes, ayudándose de la experiencia cotidiana, para ver que los motivos de los que votaron en contra de los candidatos de Chavez van más allá de su extracción socioeconómica o del impacto mediático que reciba el lugar donde viven. Eso, me parece, es negar la profunda arrechera de los más pobres que, hartos de la incapacidad de gobernar de estos alcades y gobernadores, apostaron por un cambio.

y bueno, lo que mencionas de tu vecina, pues te comprendo perfectamente. Esos arranques martacolominos son insoportables y desconsuelan. Sin embargo la propia anécdota deja un mal sabor de boca, pues dejar ver una preferencia política de tu parte que, en lugar de estar expuesta abiertamente, apenas se insinúa. Creo que sería más sincero empezar un análisis tan puntual como el que tú haces aclarando los afectos que, siempre, siempre, existen.

ese tipo de aclaraciones que cada uno debe hacerse a sí mismo agudizan la mirada.

un abrazo

Héctor Bujanda dijo...

Algunas puntualizaciones corteses:

-Da lástima Susana que primero digas que es un error colocarse en uno de los lados, y después te dediques a expresar tu tremenda animadversión contra el chavismo en plan mala sangre. Suele suceder en un país que se mueve en dos dimensiones. Yo asumo mi dimensión, entonces asúmela tú también. Y si quieres leer cositas que te complazan, que te digan exactamente lo que quieres oír, entonces no pases por aquí, lee el domingo las páginas de El Nacional, lee a Barrera y a Tulio Hernández, si no a Armando Durán el lunes. Para ti hay un abanico de lecturas enorme (búscalas en noticiero digital) que te pueden servir para alimentar esa mala vibra que tienes. Por cierto, me sabe a culo, a culo, y perdona la palabra, que pienses lo que quieras sobre si me cuadro o no con quien me dé la puta gana. Es un derecho que no se le discute a nadie en este país, ni siquiera a ti que desde hace años estás cuadraísima... Es el derecho político por excelencia.

-Y eso también va para el pana Rodrigo. Esto es un blog, este es un lugar personal, desde aquí hablamos de lo que sea siempre desde una preferencia, sin anonimatos ni falsas firmas. Lo que pasa es que, a contramarcha de la opinadera en este país, no me la paso diciendo desde la primera línea "yo soy oposición", "yo soy oposición", "yo soy oposición"... O viceversa, que es mi caso. La gente debería apreder que el yoismo desmedido, ese subrayar la identidad como un territorio electrificado por palabras como oposición y chavismo, no ofrece más nada que eso: un lugar desde dónde hablar. Pero el lugar siempre está allí, así que lo demás es simple redundancia retórica y simple necesidad de identidad, y de las relaciones que la identidad ofrece en estos tiempos: buscar a idénticos como uno en todas partes. Mi problema en este blog no es precisamente vociferar mi identidad, ni movilizarla propagandísticamente. Hay otros espacios en los que sí lo hago. Así que cada quien tiene el derecho de asomar su Yo cuando más le convenga...

Me vas a perdonar, Rodrigo, pero que uno use un dato esgrimido por el Presidente no significa nada más que eso. No te confundas, ese dato está corroborado y sólo hay que echar números en la página del CNE. No es propaganda, no es encadenarse a la cadena. Reconozco que le sobra estadística a este texto, y es porque esa es la motivación fundamental de este texto: un análisis del 23-N y sus consecuencias. Lo que pides es más que necesario, la experiencia vital, callejera (dividida y polarizada), pero una cosa no le quita ni le pone a la otra. Lo que falta alguien ya lo pondrá, no aspiramos a ejericicios "totales" hechos desde la coyuntura.

-Y por último, Rodrigo, lo de mi vecina no se puede despachar tan ligeramente como un arranque de imitación mediática. Es fundamentalmente UN ARRANQUE DE IMITACION MEDIATICA con todo lo que eso supone para el análisis de las conductas "espontáneas" en esta ciudad, y hablan precisamente del tema de los medios y su capacidad parac interpelar y fomentar la identidad política de su preferencia. No te preocupes, yo me la calo, yo lidio con ella y con otras más en un municipio donde hay sólo 6.000 chavistas y más del 80% le da asco y miedo este proceso.

Un abrazo, Rodrigo

Reinaldo Iturriza López dijo...

Buen análisis. Como todo análisis que, a esta hora, intente sustraerse a la lógica discursiva-propagandística-triunfalista de oposición y PSUV.
Algo sí me llama la atención: en el chavismo hay malestar, autocrítica, críticas absolutamente pertinentes, otras francamente impertinentes, que rayan incluso en el derrotismo.
Todavía no he tenido el chance de leer algo parecido en los espacios donde escribe la oposición. Pura repetición del discurso-El Nacional, puro triunfo.
¿Con qué lentes están mirando la realidad?
Abrazo.

Anónimo dijo...

Bueno Hector me parece que se te fue un poco la mano con tu respuesta a Rodrigo y Susano. Creo que sus observaciones son válidas y lo hacen con justicia. Tu respuesta a Susano, algo salida de tono, me parece que revela precisamente lo que allí se indica: un posicionamiento con el chavismo, producto de lo que Rodrigo menciona como "afecto", que todavía te resulta difícil de lidiar y sobre todo aceptar. Y no se trata de tener que apelar al género confesional (al "yoismo") para aceptarlo, se trata más bien de aceptar las limitaciones de tu mirada. Es muy bueno y fácil mostrar las limitaciones de las miradas de la oposición, pero es más difícil aceptar las tuyas, y eso es lo que no haces. Y eso es lo que te recriminan ellos: en este terreno nos acercamos a la ética. Eso me preocupa, porque si eso sucede en personas como tú, que se mueven en ambos espacios (porque estoy seguro que tú también vas a los cafés de los Palos Grandes y además, según me han dicho, das clases en la Universidad católica) qué se puede esperarse de otra gente....Por otro lado, insisto en el punto que muestra el primer anónimo: la demanda numerológica y estadística que ha atrapado recientemente a los diagnósticos chavistas -quienes paradójicamente han criticado hasta la saciedad la lógica instrumental que domina al mundo capitalista- muestran una necesidad de negar una realidad: que se perdió en los centros neurálgicos para el relato chavista, porque no se ocuparon de la gente. Punto. El chavismo salió crecido en muchos elementos, pero en este punto los sofoca la realidad al punto de esgrimir esos análisis tan propios de estadistas norteamericanos.
Me preocupa así que no están dando señales para aceptar la derrota en este punto. A mí me gustaría pensar que estos signos los pudiera obligar a repensar la revolución de una manera que pueda incluir la pluralidad (saliendo del esquema chavismo y oposición), y que a su vez se logren formas más efectivas de lucha contra la pobreza más allá de los esquemas rentistas, y sin la dependencia de un sólo líder. Estos resultados son una oportunidad para ello, que obviamente no va a venir del chavismo duro sino de personas como tú....¿No sé qué piensas?

Alexis Correia dijo...

Los "cafes de los Palos Grandes" es una expresion que aparece en casi todos los textos recientes de este blog, cuyos textos van pasando de la tolerancia de los primeros párrafos a un degradé chavista.

Para el autor de esta pagina, ha eso se reduce el sentimiento de quienes nos oponemos al "socialismo siglo XXI": el cafecito escálido de los Palos Grandes, la señora que toca cacerolas, los medios de comunicacion golpistas como Globovision (magnificados por los chavistas).

Oposicion = frivolidad, superficialidad. Claro, yo tambien podria ponerme a hablar de la frivolidad de los chavistas fumadores de porrito que llegan de leer en Europa los libritos del nuevo socialismo, y que creen que Barak Obama es un triunfo de izquierda (¡por favor!).

El analisis de Hector excluye la ingobernalidad que genera el propio chavismo, su intolerancia a la voluntad popular (vean como se torpedea a muerte la gestion de Capriles Radonsky o de Ledezma, sin que hayan tomado posesion), su ineficiencia, su falta de creatividad (patente en las gestiones de Barreto o Rangel Avalos) la falta de competitividad intrinseca que caracteriza a su sistema productivo economico (como en todo regimen socialista), el abuso de poder sistematico de Hugo Chavez, su desprecio racista y clasista a quienes votaron en su contra, su irrespeto a las leyes, el mal olor que desprende ese chavismo de toquecito de diana militar a las 3:00 de la mañana.

Hay una voz que habló en este pais, una voz importante, que es la de buena parte de Caracas y de la zona urbana de Venezuela: no vemos futuro ni en Chavez, ni el chavismo, ni en el socialismo del siglo XXI.

Es posible un futuro con un capitalismo balanceado, competitivo, racional, que respete la iniciativa privada, que promueva la tolerancia de los que piensan distinto.

Yo si creo en la democracia y el equilibrio de poderes, Hector, aunque a ti te parezca un sistema sobrepasado por la historia.

Y yo no tomo cafecito en Altamira, por cierto, hermano. Ni tengo reales en banco gringo. Ni toco cacerolas. Pero me atracaron cuatro veces desde 1999, la ultima hace dos domingos. Y no me calo el abuso del PSUV, un partido totalmente frio y desangelado.

Alexis Correia dijo...

Y por favor, que quede claro con respecto a Barack Obama:

Es totalmente absurdo referirse a Obama como un fenomeno emergido "de la exclusion". Esa es la lectura simplista que la mayoria ha visto desde fuera de EE UU, por el tema del color de la piel.

Obama es un fenomeno emergido de la CLASE MEDIA PENSANTE DE CHICAGO. El grueso de su apoyo no fueron los "excluidos", sino los sectores de clase media liberal y profesional de ambas costas de EE UU.

Es decir, la misma gente que en Venezuela acaba de voltearse contra Chavez de manera clara. Yo veo un paralelo clarisimo entre ambas elecciones.

El mensaje es: queremos INTELIGENCIA, SENSATEZ, SENTIDO COMUN, CAPACIDAD DE DIALOGO. No mas radicalizacion ni extremismo ni estupidez.

¿Son sectores elitescos, que toman cafe en Chicago o Los Palos Grandes? Probablemente, Hector. Siempre hay elites, hasta el Cuba. Y las elites conducen al resto. Ojala la elite ilumine al resto de este pais.

Héctor Bujanda dijo...

Para Susana, que a veces se pone susanita:

1.-No sabía que tus secretas intenciones era meterte con mis gustos directamente, que también son los tuyos, no lo olvides. Y que además, reveles lo que ha sido una sospecha desde siempre: tu profundo desprecio hacia el conocimiento, siempre y cuando no sea el que tu tienes. Qué terrible paradoja, ahora reivindicas un conocimiento localista, tú, que te la das de tremenda cosmopolita. Bueno, talibanes abundan, incluso en mi generación. Y esta es una constatación mñás que patética.

2.-En cuanto a las élites iluminadas. Has debido construir algo más sofisticado, de acuerdo a tu raigambre y tu espléndida formación. Endosarle la ingobernabilidad al chavismo exclusivamente habla de una ceguera no achacable, por cierto, a ninguna estadía en el exterior, ni a ningunos libritos leídos en período estudiantil y con porritos de por medio. Habla, más bien, de una laguna profunda, una laguna que no te permite ver por qué estamos aquí donde estamos.

3.-Y tus aires de imperióloga aplicalos, por favor, más sistemáticamente, no esperes que alguien diga algo para acusarlo de ignorancia y desconocimiento. Si Obama es un producto de la clase pensante de Chicago, bueno, te recuerdo que sólo pudo llegar a la presidencia no como una élite de esas que flotan en los café de los palos grandes y otrora en los hoteles cinco estrellas de Caracas. Lo hizo porque cautivó, inspiró, movilizó también a los pobres norteamericanos. Es, al igual que Chávez, un objeto ambiguo, que convoca miedos y grandes esperanzas. Veremos cómo lo hace, simplemente.

4.-El tema de las élites no es que existan, sino que uno se crea parte de ellas... No lo olvides

Carlos Pernalete Tua dijo...

No había escrito antes porque estas elecciones me sorprendieron en aeropuertos y viajes. Veo que es mucho lo que ya se ha comentado, así que trataré de remitirme un poco al tema general, y no entrar en las polémicas que ya han surgido. Me ha gustado bastante el escrito de Héctor, pero como todo hay matices, y ahí van los míos.

.La verdad es que no soy estadístico, y no me gustan mucho los números. Por eso me fui por la historia. Sin embargo, entiendo que en ciertos casos, son una herramienta muy valiosa para el análisis de determinado fenómeno. Valoro el esfuerzo que se han tomado muchos en analizar la intención de voto en las elecciones del 23 N. Pero ojo con las interpretaciones. Una estadística sin interpretación no significa absolutamente nada, pero en la mayoría de los casos, las interpretaciones pueden ser fácilmente moldeadas y ajustadas. Todo, y en esto no escapa la estadística, es subjetivo. Además, algo muy importante de considerar es que la intención de voto es un elemento tan dinámico como la vida misma. Quien puede garantizar que los que votaron ayer por Chávez lo sigan haciendo, o que la unidad (muy frágil en algunos casos) de la oposición se mantenga para una próxima medición. Las estadísticas nos dicen lo que acaba de pasar, pero suelen fallar en los cómo, en los porqué y en el que pasará.

Si quieren un ejemplo concreto, y además con mucha lógica y gracia, lean el blog de José Roberto Duque, El discurso del Oeste (eso si, mosca con lo que dicen, que pueden salir coñazeados a veces jajaja.). En uno de sus comentarios, alude a la figura de Henry Falcón en Lara. Tanto él como yo conocemos el caso por mano propia, y podemos dar fe desde distintas perspectivas que el tipo no tiene de revolucionario ni un pelo. De hecho, Barquisimeto, el oeste concretamente, se encuentra en el estado más lamentable que mis 32 años recuerden. En cambio, el este, donde están las mejores urbanizaciones y el comercio “fashion” de los centros comerciales modernos, es una tacita de plata. ¿Cómo es posible entonces que el PSUV y Chávez mismo apoyen a un alcalde así? Pero más dramático aun: cómo vota la gente masivamente, y me refiero en este caso a los chavistas, por un tipo así? Donde está lo revolucionario de incrementar y mejorar la vida de sólo un sector de la ciudad, cuando los más necesitados, que supuestamente son el alfa y el omega de la revolución, son cada vez más despreciados y olvidados en la suciedad y el caos? La diferencia entre Falcón y el segundo candidato es tal vez la más alta en todo el país. En un tipo que a pesar de ser apoyado (en extrañas circunstancias) por la maquinaria oficialista, en cualquier momento, y eso júrenlo, salta la talanquera. ¿Que me pueden explicar las estadísticas a este respecto?

En cambio, tenemos el caso más emblemático de una derrota para el chavismo. Diosdado Cabello. Una gestión gris, tirando a desastrosa y con muy pocas referencias reales de revolución y cambio social (ni que decir de José Vicente Rangel Avalos y Juan Barreto) que fue castigada por los votantes. Si bien la gobernación de Miranda y el propio municipio Sucre son entidades donde el margen de diferencia siempre ha sido estrecho (ver las cifras de las anteriores elecciones donde Oscariz y Mendoza pierden por muy poco), ¿Qué pasó en la Metropolitana? Cómo Chávez, el hombre que había enterrado a Acción Democrática y a COPEI se deja meter ese strike? Los adecos y los copeyanos están resucitando!, porque Pérez Vivas está ahí vivito y coleando. Ninguno de los casos puede ser metido en el mismo saco. No se puede generalizar y las estadísticas no pueden explicar por sí solas cada entidad y cada realidad.

El votante, sea del movimiento que sea, está influido por muchas variables. Así como no existe un opositor único, no existe un revolucionario unitario y disciplinado. Eso es un mito, y he ahí la complejidad del asunto. Las explicación de la pérdida de Estados y alcaldías claves para el oficialismo, no sólo refleja que la sienten como una derrota, sino que no garantiza para nada el sostenimiento de las tendencias en el voto. Cada elección es diferente, Chávez no puede pretender arropar siempre el criterio de cada votante en cada ocasión, eso es simplemente quimérico.

En mi opinión, y sin escribir más de la cuenta: 1. No estoy de acuerdo en el afianzamiento del PSUV como partido. Sigue siendo un movimiento coyuntural sujeto a los designios del presidente. El caso de Diosdado y su imposición como directivo, fue claramente rechazado por la base, no sólo en las internas, sino en la pérdida de una plaza clave del país. 2. Las victorias se celebran, no se explican (eso ya dice algo).
3. A pesar de que la oposición al fin se encaminó por la vía democrática y pacífica, aun tiene la gran tarea de consolidar un proyecto de país alternativo. Las luchas y apetencias por el poder todavía son (y serán) su gran problema. 4. Si el gobierno no baja de una vez por todas el poder a las bases, éstas seguirán desertando. 5. Es más difícil mantenerse que llegar. El gobierno a mi parecer se desgasta rápidamente en la ineficiencia y en la corrupción que todo el mundo ve. La oposición tendrá tiempo y espacio para crecer si juega bien sus cartas. Vamos a ver.

Héctor Bujanda dijo...

Saludos, Carlos, por tu reflexión, pero quisiera puntualizar algunas cosas.

1) El hecho de que Diosdado Cabello haya sido castigado en Miranda, y bien castigado por cierto, no se le puede endilgar exclusivamente al partido naciente. El partido es una dinámica y creo que, en principio, sale bien parado de su primer examen. Tendrá, lógicamente, que reflexionar mucho para su supervivencia por venir, sobretodo por la relación siempre ambigua y compleja que debe aprender a manejar entre los designios del líder y las demandas de la militancia. De esa correa de transmisión, dual e interactiva, depende su futuro. El sólo hecho del proceso de elección interna y de capitalización de gobernaciones le da capital de partida al PSUV para seguir construyendo algo que pensábamos imposible de construir: un partido político en el siglo XXI, con sus connotaciones de disciplina, ideología, militancia y participación.

2.-Las victorias se celebran, no se analizan, tienes razón. Sin embargo, aquí parece que los únicos que analizan desde hace años sus victorias y derrotas es el propio chavismo. Aquí todavía hay opositores que ni se han enterado de sus derrotas desde 2004. Y en este lapso post-27 tampoco veo mucho análisis al respecto. También es peligroso navegar con aires de sobrado por el país cuando en realidad no has ganado mucho, o has ganado francamente poco.
3.- Con respecto a tus otros puntos, tienes razón, lo que está en juego es bajar el poder a la gente cada vez más. Si eso no se presiente en las mayorías (que pueda cada vez más sentirse con poder) esto de la reelección continua puede fracasar, y sabes que cuando las cosas mueren dos veces mueren de verdad.

Un abrazo

 
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